lunes, 10 de septiembre de 2007

Un paso por Back to Bedlam 3


La letrística es básica, enclaustrada en la canción y lejos de cualquier otro campo literario. La música se apoya en el elemento acústico que ofrecen las composiciones en guitarra y eso con una ajustada banda de apoyo y una producción del tipo “unplugged” se logra un mundo. James Blunt consiguió plasmar todo lo descripto en su primer disco. Y sin dudas que, la emoción con la que canta en su voz de tono único, es el “trademark” de un disco bastante bueno para ser el primero.
Back to Bedlam debutó en Gran Bretaña en el año 2004. Para el años 2005 se convirtió en el más vendido, mejorando a grupos de la talla de Coldplay y U2, por no hablar de figuras legendarias como Paul McCartney y los Rolling Stones.
Back to Bedlam ascendió a las primeras cinco de Billboard y logró el reconocimiento de platino. El sencillo You’re Beautiful llegó al primer lugar de la tabla Hot 100 de Billboard, primera canción de un solista británico en alcanzar tal posición desde Candle in the Wind (1997) de Elton John. Y él (Blunt) fue nombrado entre las 100 personas más bellas por la revista People. Además fue el octavo disco más vendido del año según el WORLD CHART y en el 2006 ocupo el puesto 4 en el Annual Hot 100 de la revista Billboard.
No sería muy difícil sacarle defectos a “Back To Bedlam”. Que si hay demasiado sentimentalismo de manual; que si abusa de los mismos esquemas sonoros; que si no tiene nada de original… Pero eso sería entrar en el terreno de lo racional y este disco invita a todo lo contrario.
Mejor dejarse llevar por las cosas del corazón y encauzarse por una propuesta que ha catapultado a James Blunt a lo más alto. Quién se lo iba a decir a este inglés, capitán del ejército británico durante la guerra de Bosnia y comandante de un batallón de 30.000 soldados en Kosovo, que protagonizaría el pelotazo de la temporada. El secreto: no hay secreto. Canciones redondas que no por sencillas dejan de emocionar.
Lo suyo son las distancias cortas. Medios tiempos cargados de sensibilidad se sostienen en una voz algodonosa.
Esos estribillos están hechos con muy mala baba: ahora meto un piano evocador, ahora un falsete desgarrador, ahora un cálido rasgueo; que sí, que en ocasiones acabaría con algo más que la paciencia de un diabético, pero en pequeñas dosis “Back To Bedlam” es muy disfrutable.

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